Ha amanecido el día en lámparas de aceite,
palabras que rezuman un hambre
de hogaza y dignidad.
Mañana es tiempo de equipaje,
te he nombrado hoy,
han dicho:
92 años.
(No importa,
ahora que desconoces
la rutina del reloj).
También yo voy a marchar,
pero no al barro-vientre de la tierra;
sobre el motor helado
de un avión
-es frío lo que arde,
acuérdate-
pienso escindir el cielo en dos mitades.
el deseo es regresar,
siempre regresar,
al tiempo de las velas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario