(Imogen Cunningham)
Remitirse a la sed. Son sólo dos extractos, saben a desierto, a la sed en medio de un desierto (?). Esto es un tipo de desolación persistente. No quise hablar como si escribiera un telegrama. STOP. Qué estúpida frase (esto es un tipo de desolación persistente... ¿cuál no?). Aunque quisiera mandar un telegrama no podría hacerlo, en realidad, eso me importa más bien poco. Sudor. ¿Contra quién se golpea, contra quién se escupe, contra quién se estrellan las incógnitas sin devolvernos nada?
1-"Cuando me corría
sentía como si fuera en la cara de todo lo decente, blanca esperma resbalando
por las cabezas y almas de mis padres muertos. Si hubiera nacido mujer seguro
que hubiera sido prostituta. Como había nacido hombre, anhelaba constantemente
mujeres, cuanto más guarras mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas
mujeres, me daban miedo porque a veces querían tu alma, y lo poco que quedaba
de la mía, quería conservarlo para mí. Básicamente deseaba prostitutas porque
eran duras, sin esperanzas, y no pedían nada personal. Nada se perdía cuando
ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer buena y cariñosa, a
pesar de lo que me pudiera costar. De cualquier manera estaba perdido. Un
hombre fuerte pasaría de ambos tipos. Yo no era un hombre fuerte. Así que
continuaba bregando con las mujeres, con la idea de las mujeres".
2-"Cogí mi botella
y me fui al dormitorio. Me quité los calzones y me eché en la cama. Nada estaba
en armonía. La gente sólo abrazaba a ciegas lo que se pusiese delante:
Comunismo, comida natural, zen, surfing, ballet, hipnotismo, terapia de grupo,
orgías, paseos en bicicleta, hierbas, catolicismo, adelgazamiento, viajes,
psicodelia, vegetarianismo, la India, pintar, escribir, esculpir, componer,
conducir, yoga, copular, apostar, beber, andar por ahí, yogurt helado,
Beethoven, Bach, Buda, Cristo, jugo de zanahorias, suicidio, trajes hechos a
mano, viajes en jet, Nueva York, y de repente todo se evaporaba y se perdía. La
gente tenía que encontrar algo que hacer mientras esperaba a la muerte. Supongo
que está bien poder elegir.
Yo hice mi elección. Cogí mi botella de vodka y me
pegué un buen trago. Los rusos conocían el tema".
Mujeres, Charles Bukowski