martes, 23 de octubre de 2012

En cinco horas estarás cogiendo el metro. Una muchacha con ojeras marcadas y una bandolera marrón de piel sintética reposando sobre su hombro derecho. También ceniza.
                                                                               
                                                                    *

Ceniza y copo de nieve;

o la avidez del fuego desdibujando un cuerpo sin latido.

A veces tú me absorbes con tu boca y soy también el frío de los muertos, 
                                                   

                                                      comisura de flores
                           
                                                      que niega toda luz.

jueves, 18 de octubre de 2012



                                                                                     (Of mice and men, John Steinbeck)

"I see hundreds of men come by on the road and on the ranches with their bindles on their back and that same damn thing in their heads. Hundreds of them. They come, and they quit and go on; and every damn one of them has got a little piece of land in his head. And never a God damn one of them ever gets it. Just like heaven. Everybody wants a little piece of land. I read plenty of books out there. Nobody never gets to heaven, and nobody never gets no land. It’s just in their head. They're all time talking about it, but it's just in their head". 



jueves, 11 de octubre de 2012

Mujeres


                                                           
                                          
                                                                                  (Imogen Cunningham)

Remitirse a la sed. Son sólo dos extractos, saben a desierto, a la sed en medio de un desierto (?). Esto es un tipo de desolación persistente. No quise hablar como si escribiera un telegrama. STOP. Qué estúpida frase (esto es un tipo de desolación persistente... ¿cuál no?). Aunque quisiera mandar un telegrama no podría hacerlo, en realidad, eso me importa más bien poco. Sudor¿Contra quién se golpea, contra quién se escupe, contra quién se estrellan las incógnitas sin devolvernos nada?  


1-"Cuando me corría sentía como si fuera en la cara de todo lo decente, blanca esperma resbalando por las cabezas y almas de mis padres muertos. Si hubiera nacido mujer seguro que hubiera sido prostituta. Como había nacido hombre, anhelaba constantemente mujeres, cuanto más guarras mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas mujeres, me daban miedo porque a veces querían tu alma, y lo poco que quedaba de la mía, quería conservarlo para mí. Básicamente deseaba prostitutas porque eran duras, sin esperanzas, y no pedían nada personal. Nada se perdía cuando ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer buena y cariñosa, a pesar de lo que me pudiera costar. De cualquier manera estaba perdido. Un hombre fuerte pasaría de ambos tipos. Yo no era un hombre fuerte. Así que continuaba bregando con las mujeres, con la idea de las mujeres".


2-"Cogí mi botella y me fui al dormitorio. Me quité los calzones y me eché en la cama. Nada estaba en armonía. La gente sólo abrazaba a ciegas lo que se pusiese delante: Comunismo, comida natural, zen, surfing, ballet, hipnotismo, terapia de grupo, orgías, paseos en bicicleta, hierbas, catolicismo, adelgazamiento, viajes, psicodelia, vegetarianismo, la India, pintar, escribir, esculpir, componer, conducir, yoga, copular, apostar, beber, andar por ahí, yogurt helado, Beethoven, Bach, Buda, Cristo, jugo de zanahorias, suicidio, trajes hechos a mano, viajes en jet, Nueva York, y de repente todo se evaporaba y se perdía. La gente tenía que encontrar algo que hacer mientras esperaba a la muerte. Supongo que está bien poder elegir.
 Yo hice mi elección. Cogí mi botella de vodka y me pegué un buen trago. Los rusos conocían el tema". 

Mujeres, Charles Bukowski



viernes, 5 de octubre de 2012

Los sostenes y las bocas que no desean

Todos estos hombres:
caparazón de tortuga,
dedos atusando un cabello
que es casi un testimonio,
apenas un puñado de mechones
en una inmensa bóveda craneal.
Gestos obscenos y besos tibios.

Todas estas mujeres:
iris ansiosos escrutando
una cesta de flores,
estirando la falda y la falta.
Aséptico el pecho
que no pronuncia
nunca la caricia.

(Aquí los cuerpos observan el reloj:
unos querrían aminorar su marcha,
otros volarlo por los aires).

Entre las luces de neón solo brillan
tachuelas y disfraces,
algunas risas son canciones fúnebres
y ni los estropajos desquitan
el olor culpable de las habitaciones.



lunes, 1 de octubre de 2012

Cruzo mis brazos,
me inclino y te saludo,
eres tú, soy como tú,
reconozco tus labios 
y el hoyo suave en la base del cuello. 
Hay tanta distancia entre lo idéntico
-afuera todo es verde, hace sol
y la brisa es delgada-,
tan imposible que me extiendas la mano.
Te imagino de niña, quieta
un momento mientras los otros 
corren, sintiendo el aire
en las mejillas rojas;
sonreirías después, cuando te reclamaran.
Es como si mi vida hubiera sido tuya.
Y no me mirarás. Lo único
que importa es siempre lo imposible. 
Afuera es tan azul el cielo.

Olvido García Valdés