domingo, 10 de junio de 2012

Los poetas que escupen en sus vasos

"Todos los hombres rezan al espanto de la vida
Toda tiniebla reza al espanto
Y la única tiniebla es la tiniebla de la vida"
Leopoldo María Panero

Algunos no sonríen, tienen ojos de vidrio
y el licor les resbala entre los dedos.
Perder es como un juego de rayuela:
quien no siga las líneas 
conducirá sus pies hacia los precipicios;
y la derrota es esto:
el cuerpo al borde,
riendo desde lejos aquellos que no saben 
el mapa de la herida, los mismos
que celebran un horizonte tenue
como decir amor en salas de hospital.

También sostienen sus pedazos...
pero es tu cuerpo el que está al borde.
Ves al fondo tu rostro descarnado,
de él mana la sangre
y te saluda el niño 
que balbuceaba papá entre las bofetadas.

Los médicos suministran la amnesia,
el latín bombea otra vez en las sienes, 
algunos sueños duran días 
y recuerdas cómo tu madre
te acunaba, aún joven, en sus piernas;
tú eras un niño que debía saber
dónde estaba la suma de la niebla y el eclipse
y cómo se comportan los hombres respetables,
el modo de retener las lágrimas,
de escudriñar el mundo sentado en un despacho.

(Mamá nunca lo dijo 
pero en la tinta
se gestan muchas sogas).

Tú debías saber,
te repetían siempre...
desconociste casi todo.
Ni siquiera distingues los nombres que te llaman
de entre todas las voces que son solo un disfraz.
Ahora hay días para celebrar la lectura o el fin exámenes,
estás sentado en una caseta, el cenicero lleno de colillas.
Alguien pide una firma y entonces tú trazas unas palabras
en la segunda página de un libro:
orín sobre la tumba de mi padre,
es eso en lo que piensas,
pero escribes cualquier formalidad apresurada,
recoges un billete,

maldita la certeza de los vivos.


LG.

2 comentarios:

  1. Me recuerda a algo que retwitteaste que decía "Nadie realmente feliz es escritor".óSupongo que sí, que en la tinta se gestan sogas... aunque yo siempre he pensado que los escritores no son infelices (o no tienen por qué serlo) pero sí que son gente con inquietudes y, sobre todo, desprendidos. Al fin y al cabo en cada cosa que escriben dan un poco de sí mismos. Quizás por eso algunos se van consumiendo antes, "no sonríen, tienen ojos de vidrio y el licor les resbala entre los dedos."

    Mi prima me trajo el otro día un libro de Galeano de la feria del libro. Había mucha cola para las firmas y cuando le tocó a ella le pregustó a Eduardo que si le quedaba mucho... Él le dijo: ¿De qué? ¿De vida?
    ;)

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  2. Es bonito lo que dices, lo que más me llega es lo de desprendidos. En el sentido de ruptura consigo mismos, de creación de lo que está viniendo. Muchas veces también en el sentido de la lucha con el propio lenguaje: lo que quieren decir pero a lo que jamás llegan tal como hubieran deseado en un primer momento. Por supuesto, el tópico de escritor maldito en la gran parte de los casos parece ser solo eso, un tópico, pero sí creo que los escritores que más me han hecho reflexionar aceptaban que su palabra, su voz propia, para ellos era la confirmación de la ruptura, aquello que les separa de las otras voces. De ahí la búsqueda.

    Cuando te he leído aquí se me ha venido a la cabeza el libro Bajo el signo de Saturno (de Susan Sontag), propone un punto de vista muy interesante sobre muchas de las cosas que tú has dicho. Habla sobre el arte, la postura del artista... y analiza personajes como Artaud, desde una perspectiva que trae muchas preguntas. Si tienes un ratito y ganas, es una buena idea para aprovechar el tiempo mientras la URJC nos lo permita.

    ¿De vida? De eso mejor que todavía no nos enteremos.
    :)

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