lunes, 8 de julio de 2013

Sucede que

NO HAY NADIE, ponía en el caparazón.
-¿Cómo puede ser?- los labios de Momo temblaban-. No puede haber desaparecido todo; todo lo que había...
Lentamente apareció en la espalda de Casiopea:
SE FUE.
Por primera vez en su vida, Momo entendía lo que eso significaba. Se sintió más triste que nunca.
-Pero yo -murmuró atónita-, estoy yo.
Habría llorado, pero no podía.
Al cabo de un rato se dio cuenta de que la tortuga le tocaba el pie descalzo.
YO ESTOY CONTIGO, ponía en el caparazón.

Momo, Michael Ende

No hay comentarios:

Publicar un comentario