domingo, 15 de julio de 2012

Derramarse sin centro y sin contornos

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
Luis Cernuda



Daniel Johnston
                                              
 

Cuando cruzas el parque y yo te espero
sentada con un libro en las rodillas,
comprendo un poco más acerca
de los lazos y el estertor violeta
que engarza a los amantes
en un latido agónico y sediento.

Algo puedo intuir de sus ensoñaciones,
en la celeridad
con que sucede todo,
en la escasa mesura
del tacto coronando en sudor
lo extenso y lo finito,
derramando la luz sin centro,

sin contornos.

             

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